Disculpas no sinceras


Según un estudio conducido por Risen y Gilovich en el 2007, los observadores son más severos contra una disculpa no sincera que aquella persona a la que se dirige la disculpa. Esto puede ser una explicación de por qué casi todos somos propensos a aceptar una disculpa dirigida hacia nosotros, por más que sea sincera o no, ya que deseamos creer que es sincera.

Es similar a cuando alguien nos adula. Aquellos observando pueden darse cuenta de que se trata de adulación, pero tendemos a creer que es honesto, ya que nos hace sentir bien con respecto a nosotros mismos.

Contrastando con esto, Risen y Gilovich encontraron que los observadores al detectar una disculpa no sincera tienden a rechazarla. Esto se refleja en la situación de observar a una figura pública disculparse, el indicador más sutil de insinceridad nos hace descartar todo el discurso.

No sólo las disculpas no sinceras fallan en reconciliarnos, sino que también causan daño, haciéndonos sentir enojados y faltos de confianza con aquellos que quieren que los perdonemos.

Vía | PsyBlog

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