Probreza 2.0

A fines de Febrero culminó la Consulta temática global sobre desigualdades en la agenda Post-2015, organizada por UNICEF y UN Women con el apoyo de los gobiernos de Dinamarca y Ghana[1]. Una de las recomendaciones que se incluyeron en el informe final fue que los países debiesen generar mejores sistemas de información que les permitieran describir y monitorear los cambios a nivel de los distintos grupos poblacionales.

‘Una herramienta importante para el fortalecimiento de estos sistemas es un Índice de Pobreza Multidimensional que de cuenta, simultáneamente, de las carencias que experimentan el hogar y el niño que en él habita. Por medio de éste salen a la luz los más pobres de entre los pobres, estos son aquellos que padecen la mayor cantidad de carencias simultaneas” señala el informe.

Esta aproximación no solo pone de manifiesto los cambios en la pobreza multidimensional, sino que además ilustra las tendencias de la exclusión social y la marginalización.

Esa misma semana, junto a Andy Summer llamamos a incorporar una medición distinta de la pobreza multidimensional en la agenda de desarrollo Post-2015. Se trata de una medición que refleje los insumos participativos (incluyendo posibles nuevas dimensiones) y que pueda ser desagregada fácilmente. Creemos que ésta podría servir a los objetivos que se incluyeron en el informe de la consulta global sobre la incorporación de las desigualdades en la agenda post-2015.

El Índice de Pobreza Multidimensional se ha venido incluyendo desde el año 2010 en los Informes sobre Desarrollo Humano de más de 100 países. Un Índice de Pobreza Multidimensional Global 2.0 (IPM 2.0) construido a partir de éste, podría entregar un panorama intuitivo de la pobreza multidimensional que complementara tanto la medida de los $1.25 diarios, como los indicadores de metas individuales como son la salud o el nivel educacional.

Tal medición permitiría a los responsables de la formulación de políticas públicas ver con facilidad si acaso y de qué manera la pobreza multidimensional se ha reducido en ciertos países o grupos sociales. Más aun, podría ser fácil y rápidamente desagregada de manera de mostrar las desventajas sobrepuestas que enfrentan, por ejemplo, los trabajadores agrícolas o las familias con hijos pequeños en distintas regiones geográficas.

El IPM incluido en los Informes sobre Desarrollo Humano del PNUD está basado en diez indicadores de salud, educación y calidad de vida y muestra tanto la incidencia como la intensidad de la pobreza. Mide las carencias directamente y muestra en que regiones o entre que grupos la pobreza se está reduciendo y de que manera esta reducción se está logrando. Por ejemplo, permite observar si acaso un grupo particular ha salido de la pobreza gracias a un mejoramiento en su acceso a la educación, al agua potable o a la electricidad.

Para el contexto post-2015, podría crearse un IPM 2.0 con dimensiones, indicadores y umbrales que reflejaran la agenda de desarrollo post-2015. El proceso de selección de tales indicadores y umbrales debiese ser participativo y las voces de los pobres y los marginalizados las que motivaran la toma de decisiones. Un “IPM infantil” destinado a medir la pobreza multidimensional entre los niños podría crearse usando esta misma metodología.

Los gobiernos y la sociedad civil organizada podrían adicionalmente crear sus propios IPMs nacionales con indicadores, umbrales y valores que reflejaran sus propios planes y objetivos. De esta manera se estaría complementando y enriqueciendo el IPM global 2.0. Tales mediciones ya están siendo utilizadas, por ejemplo, por parte del Gobierno de Colombia.

Un IPM 2.0 podría reflejar de manera inmediata el impacto de las intervenciones de política social, actuando como un instrumento de monitoreo y evaluación. De este modo, podría generar incentivos para que los responsables de la formulación de políticas públicas no solo implementaran intervenciones efectivas, sino también para que abordaran los distintos aspectos de la pobreza en su conjunto. Un IPM desagregado podría utilizarse en conjunto con datos geográficos con el objeto de entregar un panorama de los vínculos entre la pobreza y los desafíos de la sustentabilidad ambiental.

Sugerimos que una medida fácil de entender y desagregar y que muestre de manera clara las desigualdades entre quienes viven en situación de pobreza -en términos del número y tipo de carencias interconectadas que enfrentan- podría entregar a los responsables de la formulación de políticas públicas, un complemento esencial a las medidas por ingreso y metas individuales. Ésta les permitiría ver rápida y fácilmente qué es lo que estaría ocurriendo más allá de los promedios. Esperamos poder seguir discutiendo sobre este punto con todas las partes interesadas y así descubrir el IPM 2.0 más útil.

Para terminar, una cita del informe final de la consulta global temática respecto de cómo abordar las desigualdades:

“Cualquiera sea la metodología empleada, es importante lograr una comprensión profunda del carácter multidimensional de las desigualdades prevalentes tal, que el uso de simples “proxies” o indicadores no distraiga la atención de las complejidades inherentes o de la necesidad de políticas públicas comprehensivas y multi-sectoriales”.

[1] Esta columna fue publicada originalmente con el título “Measuring development post-2015: highlighting the poorest of the poor” en el Blog Debating Development. Traducción a cargo de Eleonora Nun, Revista Humanum.

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